jueves, 25 de diciembre de 2014

horizontes

He dejado de escribir mis páginas diarias. He abandonado el norte desde hace rato.
La mera supervivencia como única ambición.
Escribir para ganarme la vida. ¿Cómo que no? Gano vida escribiendo, lo mismo que cantando, lo mismo que amando.
Ganar suficiente vida para poder dedicarla a esos menesteres ociosos llamados arte, cultura, espiritualidad.

Hoy es Navidad. ¿Se supone que debería estar escribiendo acerca de eso?
¿Acerca de qué cosas has escrito este año?
¿A mí me preguntas?
Sí, a tí.
No importa acerca de qué. Lo que importa es de qué manera lo he hecho.
¿A dónde has apuntado tus esfuerzos?
A alejarme de la sociedad y sus saciedades.
¿Cómo te sientes?
Perdida y ofuscada; enojada y con culpa. Siento que soy demasiado permeable a los estados emocionales de quienes me circundan. Y aunque no me lo hayas preguntado, lo diré igual: es importante pensar acerca de qué cosas NO he escrito. Y sabes? En este momento me siento también "elevada" por efecto de eso que acabo de fumar. Y ese es un tema que ha faltado en mis escritos: las cosas que me fumo por olvidar respirar.

¡Hay que hablar de las cosas por su nombre!
¿Hay que hablar de las cosas por su nombre? ¿Así subestimas a la metáfora?

Me cansan los ejemplos de vida como Gurdjieff, o los casos exitosos, como el Vendedor Más Grande del Mundo, que dio el primer paso de su fortuna ofreciendo todo cuanto poseía al Niño Jesús en la noche de su nacimiento. Me cansan, porque soy perezosa, y mi única ambición es la mera supervivencia.
Aunque mienta, y sepa que el exceso de ambiciones es el motivo de mi pereza. Y tal vez, un poco, la marihuana. - No, esperá, se supone que tendría que hacer mi defensa de la planta, más que atacarla. - Sí, claro, puedo defender la despenalización, puedo defender la no-criminilización de un acto por demás inocuo como puede ser cultivar la planta que después vas a consumir con fines recreativos o medicinales (porque hay que ayudar a la cabeza a soportar este sistema en el que nos metieron). Pero no puedo defender el uso indiscriminado para alguien como yo, que ya solita vuela sin necesidad de que le suban los humos. Que solita se dispersa con el vuelo de una libélula o el sonido de un grifo abriéndose en la vereda.

Pero, Juli, ¿cómo te vas a ir así de Buenos Aires, tres días antes de Navidad?
Ni idea, un paso atrás del otro. No sé si son pequeñas venganzas absurdas o convicciones ideológicas que se sostienen en acciones de este tipo.
Pero, vos no habías vuelto del paraíso por tu familia?
Sí, pero también por ellos me vuelvo a ir.

¿Alguna vez supe lo que estaba diciendo?

¿Me sirve de algo cualquier cosa que no sea este azul que oigo?