jueves, 8 de octubre de 2015

De esto no se habla: I de insultos, O de olores y E de erotismo (7 de 38 velitas)






Me aburren hasta la indignación los hombres sin imaginación. Hombres de la nueva era: de verdad aún piensan que llamar "hinchapelotas" a una mujer puede ser un comentario "erotizante"? Siempre me llamó la atención que sea el término más utilizado por los (ciertos) hombres al referirse a una mujer a la que no pueden entender. Porque suele ser lo que les sucede a los hombres con las mujeres: tienen sexo con ellas, pero no hacen ningún esfuerzo por entender su universo.

Tratando de adelantarme a la respuesta de esa clase de "hombre" (apelando por supuesto a la imaginación), seguramente su explicación sería algo así como (en caso de que llegaran a un grado de pensamiento tan elaborado): "Y sí, me hincha las pelotas, por eso la uso para vaciármelas". Triste, no? Triste por ellos, y bastante humillante para la mujer. Sé que no todos los hombres son así. Y esto no es un manifiesto feminista. Es intentar entender si realmente ustedes, hombres que están leyendo esto, pueden llegar a pensar que llamar "hinchapelotas" (o su variante "rompehuevos") a una mujer puede llegar a desencadenar algún tipo de erotismo en ella.

Obvio que escribo esto por algo que le pasó a una amiga. Y lo que me hace sentir su relato es aburrimiento, desazón y ganas de decirle: mandalo a la mierda al fulano ese!

En lo que a mí respecta, me erotiza mucho más la literatura, la buena música, la buena ortografía, la sutileza de la seducción lenta.

Por suerte, si me pasara a mí, tendría la escritura para canalizar el enojo. Escribir es el acto que todo puede transformarlo: la experiencia más horrible, gracias a la magia de las palabras y de la imaginación, puede pasar a ser la más hermosa. Eso me hace acordar a una entrada alquímica que escribí en mi diario mucho antes de tener una banda llamada Olora Bodegón.  Se trata de un texto oloroso, y me causó diversión encontrarlo releyendo ese diario casi un año después, cuando la banda ya había dejado de ser Olor A Bodegón, para darle paso a la entidad prestidigitadora de esta sintomática agrupación. Y sin ser el olfato mi sentido más agudo, transformar el pensamiento sobre los olores me ha provocado estados interesantes, una especie de erotismo de la conciencia. Por supuesto, hay olores más eróticos que otros, y no es lo mismo el olor a chivo que el olor a sexo (aunque chivemos mucho cuando cogemos). Siento que es un buen momento para compartirlo con ustedes.

Sábado. Mediodía. Huelo a chivo. Fue patente para mí el momento de volver del puerto (de regalarle a Buquebus $279 por mis indecisiones o decisiones partidas por la mitad), ese momento de volver mojada por la lluvia de seis cuadras ida, seis cuadras vuelta, sacarme el abrigo mojado, chaleco mojado, buzo seco, camiseta mojada y abajo: el olor. Un olor que más que a chivo es como al establo del chivo. Un olor a chinchilla rebozada, olor a chancho muerte, olor a zángano. Olor a sótano, o mejor: olor a sotana. Olor a palabras reducidas a fuego lento, olor a gato encerrado, olor a ojalá. Olor desolador, olor desolado. Olor a juego de olores: huelo, huelo, qué olés? Huelo menta (vamos exorcizando), huelo praias do nordeste, huelo elegías, huelo almendras con frutos, huelo sol. Huelo vuelos de palabras, huelo huevos revueltos, huelo suelos nuevos. Huelo paz. Huelo profundo. Huelo que ya no hablo por hablar. Huelo distintos paradigmas. Huelo dedos pasajeros. Huelo estigmas y enigmas. Huelo pomada de zapatos: esos actos repetidos de una infancia congelada. Huelo sismos y abismos. Huelo sin vergüenza, huelo sin pasado. Huelo rodilla, escarmiento, censura, CESURA. Huelo pasillos, ladrillos, rastrillos. Huelo sombras y sombreros, huelo vueltas carnero en el pasto. Juego a que huelo pensamientos: huelo codicia, acertijos, cencerros, astucia. Huelo hielo, rigidez, rispidez, cartomancia. Huelo gotas de deseo, huelo olores que no conozco y espero: huelo mar en enero. Huelo veneno, antídoto, asociación libre. HUELO LIBERTAD: huelo porque vuelvo para irme de nuevo. Huelo y no veo: huelo todo con esta nariz tapada, con la tercera nariz, con el olfato despierto, con indecencia, con caos. Huelo sin pelos en la lengua, huelo con verdad, sin recelo, sin olores pendientes, con olores venideros: huelo bienvenida que despide olores añejos. Olores con moños, olores de ansias, olores que calman: gracias palabras por esta ducha aguacero.